Los objetivos de este proyecto son comunes a toda la comunidad escolar. Cada miembro de dicha comunidad, según su responsabilidad, contribuye a la misma meta. Su tarea común implica una voluntad de comunicación, de consulta y de transparencia. Aporta su propia competencia, pero respeta las competencias de los demás.
Visión
La visión se refiere a la proyección institucional. Es la imagen construida colectivamente sobre la escuela y desde la cual se proyecta al futuro a través de objetivos concretos, materializables a corto y mediano plazo, que reflejan deseos, valores, compromisos que esperan verse cristalizados.
Misión
“Nuestra misión es educar… educar es ayudar a crecer” La misión de una institución refiere a su identidad: a las creencias, valores, tradiciones, herencias y consensos que conforman la singularidad de la propia escuela construida a través de su historia.
INFORMACIÓN INSTITUCIONAL
PARA LAS INSTITUCIONES ESCOLARES DE LA IGLESIA CATÓLICA APOSTÓLICA ORTODOXA DEL PATRIARCADO DE ANTIOQUIA EN ARGENTINA
Preámbulo
La Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa del Patriarcado de Antioquía está presente en Argentina con la llegada de los inmigrantes sirio-libaneses en las últimas décadas del siglo XIXº.
Al organizar su nueva vida aquí, nació entre los inmigrantes la necesidad de construir escuelas para transmitir a sus hijos y nietos su idioma materno, sus tradiciones y costumbres, como así también para que estos lugares de educación sean los semilleros donde podrán crecer las vocaciones para el servicio de la Iglesia.
El marco jurídico para realizar dicho emprendimiento fue desarrollado de distintas formas según la localidad; en algunos casos, fue contemplado dentro del estatuto del Centro Ortodoxo de la parroquia, mientras que en otros casos se constituyó una fundación o cooperadora para su administración.
La vida institucional de los establecimientos así conformados conoció diferentes suertes. Algunos cesaron su accionar, pocos cambiaron de administración, mientras que otros siguen funcionando dentro del marco eclesiástico y/o institucional de nuestra Iglesia, tales como el Colegio San Jorge en Junín (Provincia de Buenos Aires), el Colegio San Jorge en Córdoba, el Colegio San Jorge en Rosario (Provincia de Santa Fe), el Colegio Asunción de la Virgen en San Fernando (Provincia de Buenos Aires), y el Jardín de Infantes San Jorge en Pergamino (Provincia de Buenos Aires).
Nuestra Iglesia bendijo esta labor merecedora de todo elogio, y sigue elaborando proyectos para acompañar a cada institución con vías al mejor desempeño de su tarea y gestión.
La necesidad de un nuevo ideario educativo Nuestras instituciones educativas están llamadas a vivir y cumplir su misión en el entorno donde se establecieron. Plantadas en un mundo en constante evolución, son árboles que necesitan crecer en forma armónica.
La evaluación institucional de dichas instituciones educativas realizada y conducida por nuestra Arquidiócesis concluyó con la necesidad de reformular el ideario existente, tomando en cuenta la experiencia pasada como así también las necesidades sociales, ambientales y culturales actuales, así como también los cambios ocurridos.
El carácter específico del testimonio de nuestra Iglesia Nuestra Iglesia tiene la bendición de haber sido fundada por los corifeos de los apóstoles, Pedro y Pablo. La sede histórica de nuestra Iglesia, Antioquía, constituyó la piedra basal de las misiones apostólicas para difundir la Palabra de Dios y la salvación en Cristo a todos los confines. Por otra parte, su testimonio fue único y tan precioso en la historia del cristianismo por lo que el Nuevo Testamento lo conservó para toda comunidad cristiana: “… y los discípulos fueron llamados cristianos por primera vez en Antioquía” (Hechos 11:26).
Es así que la vocación de nuestra Iglesia, y por supuesto de las instituciones que funcionan bajo su amparo espiritual, es continuar difundiendo el testimonio de sus fundadores y de aquellos primeros cristianos en el mundo. Para merecer el nombre que tenemos, hemos de velar para que sea una realidad con vigencia de actualidad y no solamente un hecho histórico.
El objetivo general de la educación Nuestras escuelas, como cualquier escuela, tiene la intención de alcanzar los objetivos generales del sistema educativo. Participando en la misión de servicio público, nuestras escuelas están sujetas a los decretos que regulan los distintos niveles de la enseñanza. Pero también disfrutan de la libertad constitucional en cuanto al proyecto educativo, la organización, los programas, el método, etc.
Religiosa o no, la escuela es un lugar de aprendizaje y de ejercicio de la razón. La escuela quiere recibir al niño tal como está ya educado en su familia, considerándolo en su singularidad. Ella lo guía en el acceso a la autonomía, en el ejercicio responsable de la libertad y la convivencia con otros.
Es cierto que la escuela se propone facilitar el desarrollo total de la personalidad del alumno. Desde el nivel maternal hasta el secundario, despierta la personalidad de cada uno a las dimensiones de la humanidad, ya sea en los aspectos físico, intelectual, afectivo, social y espiritual.
La escuela también tiene como objetivo formar al ciudadano, miembro de una comunidad (cultural, religiosa y civil) que no se desarrolla en soledad en el marco de su provincia y de su país, en una sociedad democrática basada en el respeto de los derechos humanos, para que éste se convierta en agente de la vida social, preocupado por la justicia, la paz y la defensa de su patria, participando en la vida comunitaria, en sus dimensiones asociativas y políticas.
El objetivo específico de nuestras instituciones educativas Si bien las escuelas están al servicio de la sociedad y de la juventud, y tienen un objetivo final común: la educación del ser humano, y el hecho de darle la posibilidad de devenir, -al ser pensador de su vida-, actor autónomo de su existencia; sin embargo, el objetivo de esta educación no es idéntico para todas: en un caso, es el ser humano por el ser humano, en una perspectiva inmanente, mientras que en otro caso, es la educación del ser humano para una relación personal con Dios, o sea trascender la vida humana y acceder al orden de la gracia divina.
Por ello, consideramos, que la función de nuestras escuelas se ilumina indudablemente por la luz de nuestra relación con Dios. Como cristianos, la revelación bíblica lo hace en tres aspectos primordiales:
En primer lugar, en lo que corresponde al ser humano, dado que el hombre fue creado a imagen de Dios y que está llamado a ser a Su semejanza. Entre creación y finalidad, aparece un camino que todo ser humano está llamado a recorrer, el de la realización de su plena humanidad, la que consideramos que nuestro Señor Jesucristo iluminó plenamente en su encarnación.
En segundo lugar, en cuanto a la comunidad humana, en que el ser humano es una criatura relacional, cuya humanidad se realiza en relacionarse con el otro -su prójimo-, y con el totalmente Otro -su Creador.
En tercer lugar, en que toda la creación existe por la sola voluntad de Dios, regalo de su amor a nosotros, y que el Creador confió al ser humano conocer todo lo que existe, administrarlo y velar por él, como intendente Suyo.
La aplicación de nuestra visión antropológica en la educación A partir de esta visión del ser humano en su relación con Dios, y en vista de una plena conciencia del don de la vida y de la responsabilidad que implica para cada uno, consideramos que la educación en nuestras escuelas debe apuntar a una formación integral del ser humano, y al desarrollo de sus dones y capacidades a fin de entrar en comunicación:
– con lo que lo trasciende (lo religioso, lo trascendente, la interioridad);
– consigo mismo (para la apropiación de saberes y la adquisición de competencias que le permitan aprender toda su vida, y tener un lugar activo en la vida social, económica y cultural, el sentido de la responsabilidad, la confianza en sí mismo, la creatividad, el gusto por la cultura, la entrega de sí mismo, etc.);
– con los demás (el respeto de la personalidad y las convicciones de cada uno, la solidaridad responsable, la justicia, el amor, el sentido de perdón, la confianza en las posibilidades de cada uno, el respeto por las instituciones, etc.);
– con su entorno (siendo activo responsable del medio ambiente, el descubrimiento de las nuevas tecnologías, la cultura, la práctica de la ciudadanía responsable dando al alumno la capacidad de contribuir al desarrollo de una sociedad democrática, solidaria, institucional etc.).
Educar enseñando y evangelizar educando
Si la finalidad de la educación es fomentar las bases necesarias para la plena realización de la persona humana, creemos como cristianos que la mejor aproximación se encuentra en la persona de Jesucristo, donde las dimensiones descriptas anteriormente se manifiestan plenamente.
Eso es posible por el ejercicio de la “virtud”, que modela la naturaleza humana en la perspectiva de dicha plenitud, la que se encuentra en la realización de los dos mandamientos: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”, y “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:37; 39).
Sobre esta base se puede definir lo que sería educar en la perspectiva de un comportamiento, con ciencia, conciente, con todo lo que implica a nivel conceptual (el saber), a nivel de los procedimientos (el saber-hacer), y a nivel del comportamiento (el saber-ser).
Este aprendizaje, -aprendizaje que se inicia en la búsqueda de la verdad, se establece con el discernimiento del bien y del mal, y se arraiga en el ejercicio del amor-, es posible por la “palabra”, es decir la enseñanza, como así también por la “costumbre”, es decir por el ejercicio de lo aprendido. Por la unidad de la palabra y la vida en la perspectiva del verdadero amor a Dios y al prójimo, se logra la integridad del ser humano.
El éxito de la educación sucede cuando, según esta perspectiva, se realiza el pasaje de la actitud de “educar enseñando” a la actitud de “evangelizar educando”. Acceder a tal testimonio significa que:
a nivel personal, la persona afirma su voluntad en la búsqueda de la verdad, su inteligencia en el discernimiento del bien y del mal por el intermedio del desarrollo de un espíritu de razonamiento, análisis y síntesis, el corazón al fomentar los buenos deseos, lo que implica llegar a la verdadera libertad y autonomía. Es saber aprender a aprender. a nivel relacional, social y político, la persona desarrolla un espíritu de entrega, de servicio, de solidaridad, lo cual se actualiza al asumir su responsabilidad y al mantener un espíritu de iniciativa y de creatividad. Es saber aprender a servir y a vivir juntos. a nivel espiritual, la persona sabe superar su propio egoísmo, priorizar el bien de los demás antes que el propio, ser misericordioso más allá de la justicia. Es decir aprender a descubrir un sentido a su propia vida. Es saber aprender a ser.
¿Es posible llegar a que un ciudadano dé su testimonio y aporte característico, propio de la fe cristiana, y más ortodoxa, integrado a la cultura nacional? ¿Y en general, que todos sean comprometidos para la transformación de un mundo más justo, más fraterno y solidario? Ésta es nuestra propuesta.
Propuesta y respeto
El basamento de nuestra escuela es la intuición de que la formación del hombre y el despertar de la fe cristiana forman una unidad: lo que eleva a uno eleva al otro. Nuestra escuela da la bienvenida a aquellos que vienen a ella, les da a conocer su proyecto, para que lo elijan a sabiendas. Si bien no todos son necesariamente de la misma comunidad de fe, todos son invitados por lo menos a compartir los valores que inspiran la acción educativa y formadora de la escuela.
La escuela trata a aquellos que reciben y aceptan su proyecto con el mayor respeto por la libertad de conciencia, sin violentar la libertad religiosa, sin tampoco intentar compulsivamente dirigir al alumno hacia la comunidad cristiana ortodoxa. La enseñanza inscribe su acción dentro de la lógica de servicio público, abriéndose a todos los que aceptan su proyecto; se dirige a la libertad de los jóvenes con una propuesta de fe, a la que se puedan adherir los que lo deseen; respeta a cada uno en sus propias convicciones; sueña mantener al mismo tiempo, la apertura hacia todos y el arraigo en la fe cristiana.
La comunidad escolar
Los objetivos de este proyecto son comunes a toda la comunidad escolar. Cada miembro de dicha comunidad, según su responsabilidad, contribuye a la misma meta. Su tarea común implica una voluntad de comunicación, de consulta y de transparencia. Aporta su propia competencia, pero respeta las competencias de los demás.
Todos se reúnen en torno a este proyecto y proporcionan los medios para evaluar los resultados de su acción. Si bien no todos pueden compartir en su interioridad las convicciones que lo inspira, todos respetan a éste y aceptan que se desarrolle. Para seguir juntos una acción coherente, se dedican con todo su corazón a vivir, en sus palabras, actitudes y modos de relacionarse, con el espíritu que anima este proyecto.
Los alumnos son los actores de su propia formación, quienes, con la ayuda de sus maestros, construyen y formulan poco a poco su proyecto personal.
Las familias están bien informadas de este proyecto y se les invita a apoyarlo y participar en él. Los padres son los primeros educadores de sus hijos. La escuela no puede tener éxito en la realización de su tarea sin los padres, tampoco ellos podrán tener éxito sin ella.
Los miembros del personal docente, en sus respectivas funciones, son los profesionales de la escuela. Colaboran lealmente con el proyecto de acuerdo a la tarea específica de cada uno. Aportan el saber y el saber-hacer en el control de los aprendizajes y en la práctica cotidiana común.
Un equipo pastoral animará el proyecto cristiano ortodoxo de la escuela, velando para mantener vivo el recuerdo cristiano como un evento siempre presente. El equipo contará con el apoyo activo de toda la comunidad educativa y parroquial
La dirección lo promueve; anima el proyecto educativo para que se haga realidad en su escuela, generando para tal fin, día a día, los recursos tanto humanos como materiales para lograrlo. El personal administrativo y los trabajadores también contribuyen al bienestar y al buen funcionamiento de la institución. Los representantes legales son los responsables de esta misión.
Hacia un proyecto de establecimiento educativo En todas nuestras instituciones se pueden reconocer los rasgos comunes en el doble aspecto de su misión social y evangélica. Cada una de ellas velará por su realización en un proyecto de establecimiento educativo, según la población escolar que recibe y según su entorno. Lo hará mediante la participación de todos los socios de la comunidad escolar local. Dará a conocer a todos todo lo que ella es, cuáles son los objetivos que persigue y los métodos que implementa en su accionar.
Misión, Visión y Objetivos Educacionales
Con la ola inmigratoria que se produce en Argentina a partir de fines del siglo XIX y principios del XX, encontramos entre los inmigrantes sirios y libaneses, grupos de ortodoxos dependientes del Patriarcado de Antioquia, que se radican en diferentes provincias de nuestro país.
En Córdoba estos ortodoxos constituyen el germen de lo que llega a ser la Parroquia San Jorge, al reunirse bajo la dirección del Padre Murad Suaid, quien arriba a la Argentina en 1910.
Así celebrando la liturgia en casa de este sacerdote, comienza la organización parroquial, que se concreta primeramente en la creación del Centro Ortodoxo de Córdoba, entidad que representará jurídica y administrativamente a la comunidad parroquial, en mayo de 1918.
En 1921, y después de grandes esfuerzos, se adquiere el terreno para la construcción del templo, el cual es consagrado el 26 de julio de 1926 y dedicado a San Jorge.
Además en esa década se crea una escuela, con la íntima convicción de esos inmigrantes que la educación es uno de los pilares fundamentales sobre los que se construye una nación. Lamentablemente esa escuela, después de algunos años, tuvo que suspender su funcionamiento.
Pero esa semilla no se perdió y con el correr de los años, los hijos y nietos de esos inmigrantes, imbuidos por esos mismos ideales y en fidelidad a sus mayores, toman la decisión de crear en 1980 el Centro Educacional San Jorge, bajo el patrocinio jurídico del Centro Ortodoxo de Córdoba.
En el año 2008 se abre el turno tarde del Nivel Inicial con dos Salas (de 4 año y 5 respectivamente) y una sección del 1er grado. Desde el año 2013 se completó la división B.
El Ministerio de Educación en 1984 otorga la Adscripción a la Educación Oficial Provincial. En el año 1988 se completa el Nivel Primario.
El Nivel Secundario inicia su actividad en 1990 en la jurisdicción provincial, es decir dependiente de la DGIPE.
La propuesta educativa se inicia bajo el lema: “Nuestra misión es Educar…Educar es ayudar a crecer” con una “formación personalizada y personalizante”.
Sustentada en esa convicción es que el Logo original del Colegio es un árbol como símbolo de vida, con raíces familiares, espirituales y culturales profundas, que se alimentan de la tierra de la Familia, de la Iglesia y de la Escuela, con sentido e imagen Trinitario. El tronco del árbol es robusto cobija en su copa el símbolo de la pareja (dos palomas), la que promueve la vida, la libertad, una prolongación del “hogar”, la Patria, como contenedora y la Familia que tiene su prolongación en la Escuela.
Vemos también el cielo y la tierra, realidad divino-humana de la escuela, y la bandera símbolo de la Patria, todo iluminado por el sol del Dios Trinitario, en esa figura en donde Jesucristo es la Luz, el Espíritu Santo es el Fuego y el Calor que da el Sol.
La proyección de toda la simbología del Logo es “formar comunidad”. Por ello, una breve frase intenta esbozar el contenido del símbolo, aunque sin agotarlo: “Crecer…en el amor prepara al niño a vivir en comunidad”.
En el año 1986 se realiza en Junín (Pcia de Buenos Aires) un Encuentro Pedagógico Nacional de los centros educativos de la Iglesia Ortodoxa de Antioquia en Argentina para fijar posición frente a las reformas que proponía el Congreso Pedagógico Nacional, concluyendo con la elaboración de un documento que definiera la identidad de estos Centros Educativos y una aproximación a la Redacción del Ideario Pedagógico de todos estos Centros que se concretó poco tiempo después.
Este Ideario sostiene que el eje de la acción educativa de este Centro Educacional, y de todos los otros pertenecientes a la Iglesia Ortodoxa, es la Formación del Hombre Nuevo según la visión cristiana del Hombre y del Mundo (Cosmos), sustentada en las Sagradas Escrituras, en la Santa Tradición de la Iglesia y los Santos Padres.
El sentido de enseñanza personalizada y de integridad que desde el comienzo se quiso dar a la formación se expresó en las materias extracurriculares que se implementaron desde el comienzo en el nivel inicial, continuaron luego como premisas de enseñanza en el nivel primario y en el nivel secundario.
En síntesis, nuestro Centro Educacional San Jorge aspira a lograr una educación que sea generadora de hombres y mujeres que alcancen y conozcan lo que es la auténtica dignidad de ser personas y que, a la vez, estén sólidamente preparados para desempeñarse tanto en el ámbito laboral como en el de estudios superiores, con el deseo profundo de trabajar para cimentar un mañana pleno de esperanza para nuestros niños y adolescentes.
El crecimiento de este Centro Educativo ha sido paulatino desde su creación en 1981.
Somos conscientes que estamos construyendo nuestra propia historia y queremos que todos los integrantes de ésta Comunidad Educativa: Parroquia, Comisión Directiva, Representante Legal, Directivos, Docentes, Alumnos, Padres y Administrativos, seamos protagonistas de la misma.
LA MISIÓN:
“Nuestra misión es educar… educar es ayudar a crecer”
La misión de una institución refiere a su identidad: a las creencias, valores, tradiciones, herencias y consensos que conforman la singularidad de la propia escuela construida a través de su historia.
Hablar de identidad es hablar de ideario educativo como el conjunto de ideas, valores y principios que construyen la misión institucional. Desde este enfoque respondemos a la pregunta ¿Quiénes somos?
Los Centros Educativos de la Iglesia Católica Ortodoxa de Antioquia de la República Argentina, son instituciones al servicio de la formación del hombre nuevo.
Viven como eje de su acción educativa, este ideario elaborado acorde a la visión cristiana del hombre y del mundo, sustentada en la Santa Tradición de la Iglesia.
Concepción antropológica
Conciben al hombre creado a “Imagen y semejanza de Dios”. Por ser imagen de Dios, la humanidad debe imitar la naturaleza divina.
Impulsan una educación integral y armónica, que coloca como protagonista del proceso educativo al educando para que potencie su creatividad y desarrolle su libertad responsable, capaz de lograr la felicidad que significa “participar de la felicidad de Dios” (San Gregorio de Nisa).
Procuran una educación que tenga en cuenta la persona total, sus características personales, sus talentos, reconociendo como única fuente de autoridad a Dios en la búsqueda permanente de la verdad.
Concepción de la educación
Entienden a la educación “como proceso de perfeccionamiento de las capacidades específicamente humanas”, en el que convergen autoridad y libertad hacia un paulatino crecimiento que lleve desde la heteroeducación hacia la autoeducación.
Los pedagogos fomentan una acción educativa que personalice y que se base en una relación interpersonal positiva que se exprese a través del discernimiento, fortaleciendo al educando en la consolidación de su propia libertad.
La educación es vivida no sólo como formación de la persona humana sino también como una práctica social que selecciona y transmite bienes culturales, concibiendo la cultura como la expresión de las realizaciones creativas del hombre que implica una reflexión crítica en la transposición didáctica.
Se promueve un proceso educativo que conduzca las potencialidades humanas hacia la plenitud del hombre libre espiritualizado en todos sus planos y procurando que la libre voluntad humana se abra a la voluntad divina a través de la SINERGIA.[1].
Bajo la espiritualidad ortodoxa se propone un estilo de educación trinitaria-testimonial-abierta-dialogal-personalizante-fraternal y coherente.
Se alienta una educación que:
siempre tienda al despliegue del hombre en la verdad, alcanzando en ella la perfección.
incumba a toda la comunidad educativa.
se nutra con la palabra fecundante.
articule fe, cultura y vida.
convoque a instaurar un estilo cristiano de vida, basado en la oración.
comprometido con los requerimientos y desafíos de la sociedad actual.
eduque con una visión trascendente.
contribuya a construir ciudadanía.
que prepare para la vida laboral y la capacitación profesional.
Por lo tanto se concibe a la escuela como:
Medio de evangelización para lograr la síntesis entre fe y vida, fe y cultura, fe y ciencia.
Comunidad educativa, ámbito natural en que todos permanentemente ayudan a crecer; donde la libertad y la autoridad deben complementarse.
Espacio de reconocimiento de roles y funciones, creando un clima comunitario concebido como una familia, en la cual los miembros se sienten ligados entre sí, dando testimonio de amor y servicio según el mandato de Cristo: “Que todos sean uno como tú Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros para que el mundo crea que Tú me enviaste”. [2]
Centro de transmisión sistemática de la cultura, de búsqueda y encuentro con la verdad; desarrollando la capacidad de seleccionar, de discernir, de proyectar, de investigar, con la finalidad de que todo saber sea utilizado en el servicio al prójimo.
Ámbito comunitario inserto y comprometido con un contexto socio-cultural y sus problemáticas y desafíos.
LA VISIÓN
La visión se refiere a la proyección institucional. Es la imagen construida colectivamente sobre la escuela y desde la cual se proyecta al futuro a través de objetivos concretos, materializables a corto y mediano plazo, que reflejan deseos, valores, compromisos que esperan verse cristalizados.
La imagen de la escuela que pretendemos para las familias que eligen nuestra propuesta educativa, es reforzar todo cuanto se ha expresado en la Misión y además que toda la Institución Educativa, en sus tres niveles, responda a la propuesta de fe y amor realizada por la Parroquia San Jorge y que de este modo dé origen a una escuela confesional cuyo objetivo principal sea:la formación integral y armónica del educando, sustentada en un humanismo cristiano.
En la misma confluyen el impartir el saber y la fe que, desde la verdad del Evangelio, se expresa en vida, en un ámbito natural y permanente como es la Comunidad Educativa.
Se concibe a la educación y a la escuela
Como ámbito en el que se realiza, desde una Pedagogía personalizada y personalizante, un proceso de perfeccionamiento de las capacidades específicamente humanas, en la que convergen autoridad y libertad; reconociendo como única fuente de autoridad a Dios en la búsqueda permanente de la Verdad
Teniendo en cuenta la persona total, sus características personales, sus talentos y sus facultades con el sentido de colaborar en cada uno de ellos, a responder con equilibrio interior desde una Pedagogía del sentido, a estos dos interrogantes: ¿Para qué vivo?¿Y cuál es el significado de la vida?
La pedagogía tiene dos aspectos fundantes: el ontológico, donde la persona tiene un valor como sujeto del quehacer educativo, y el escatológico donde el propósito es contribuir a la salvación del hombre.
Un lugar donde los educadores, padres y docentes realicen una tarea conjunta, en un espacio de reconocimiento de roles y funciones, creando el clima comunitario dando testimonio de amor y servicio.
Centro de transmisión sistemático de la cultura, búsqueda y encuentro con la Verdad, con la capacidad de seleccionar, de distinguir, de proyectar, de investigar, de identificar, de relacionar, todo ello al servicio del prójimo y para mayor gloria de Dios.
El estilo de educación que pretende la Ortodoxía es la de concebirla a ésta como la misión que no se agota en transmitir unilateralmente conocimientos, sino que debe acompañarse de una comunicación totalizadora a través del contacto personal. Esa es la manera de enriquecer y apoyar la totalidad de las facultades de la persona.
Desde esta perspectiva interviene el Gabinete Psicopedagógico realizando una tarea personalizadora atendiendo situaciones individuales y grupales en vistas al desarrollo integral de los educandos y contribuyendo con el clima de bienestar de la comunidad educativa.
Desde este ámbito también se sostiene anualmente el proyecto de orientación vocacional destinado a los alumnos de sexto año del nivel secundario. Estas intervenciones acompañan en el reconocimiento de la propia vocación y la construcción del proyecto de vida.
En cuanto al educador, su función es orientar al educando, a fin de que éste descubra sus potencialidades y limitaciones e incorpore conocimientos y valores para transferirlos al medio donde le toque actuar. Existe un verdadero proceso de enseñanza-aprendizaje cuando se da el diálogo y el enriquecimiento mutuo en la valoración docente-alumno.
Se debe tener en cuenta en la tarea educativa que libertad y conocimientos necesitan disciplina, guía y cuidados especiales para que la inteligencia y la libertad busquen como herramienta constante el discernimiento.
Esta es la labor habitual de los maestros, profesores y preceptores siendo, también reforzada en el nivel secundario por la tarea de los docentes tutores de cada curso quienes atienden necesidades y problemáticas de los grupos alentando la participación positiva de los alumnos en su propio proceso de formación. Esta orientación es complementada por el proyecto de Formación en Valores que, a través de la convivencia con el otro, en el diálogo, en la sinceridad y en la práctica de los valores humanos otorga la verdadera enseñanza que lo guiará toda la vida. Es fundamental despertar en los adolescentes el verdadero sentido de la vida desde valores que humanizan y ayudan a crecer.
Queremos preparar a los educandos para:
El reconocimiento de un Dios que libera, que perdona, que ama sin condiciones, que nos ofrece un mañana de vida plena y esperanzada.
La defensa de la dignidad de la persona, cualquiera sea su edad, sexo, raza o credo.
La promoción de la familia, de su armonía e integridad y como célula básica de la sociedad.
La construcción del ser nacional y del sentido de patria; el conocimiento y respeto por las instituciones democráticas y la participación ciudadana.
Una disposición a la vida social y comunitaria desde la solidaridad y la participación responsable y comprometida.
Orientando la formación hacia el compromiso con la comunidad anualmente los alumnos de nivel medio, desde la especialidad en Humanidades y Ciencias Sociales, realizan intervenciones a través de tareas solidarias que requieren actitudes de servicio y entrega al prójimo; las mismas le permiten comprender la realidad que viven otras personas en otros ambientes. Este tipo de trabajo permite desarrollar capacidades de trabajo en equipo y de liderazgo, además de generar la creatividad, pensamiento crítico, valores que se pondrán en juego al proyectar y llevar a cabo en las acciones programadas.
Con la finalidad de preparar a nuestros alumnos para su desempeño en el mundo globalizado, desde el espacio curricular de lnglés se propone un viaje educativo al exterior como una experiencia rica de intercambio cultural, posibilitando a los educandos una rica experiencia para abrir la mente, marcando una etapa fundamental en su maduración y personalidad.
En conclusión podemos decir que nuestra institución con la adhesión de padres y alumnos, quiere realizar una Propuesta Educativa que exprese coherentemente los fundamentos del contrato fundacional. Es decir, queremos formar personas íntegras, con sentido de servicio, comprometidas con la comunidad y con la construcción de una sociedad justa y libre encaminada hacia un destino de plenitud y felicidad.
Es importante destacar que la educación ha de llevarse a cabo en un marco responsable; por eso es necesario rever el PEI, el PCI, los criterios de evaluación y la metodología de trabajo, a fin de lograr la adopción de pautas básicas para que se refleje en la práctica y en la teoría que sustenta la acción educativa.
LOS OBJETIVOS INSTITUCIONALES
Estrechar el vínculo IGLESIA-FAMILIA-COMUNIDAD-ESCUELA, posibilitando la interacción educativa y social articulando fe, vida y cultura.
Revitalizar el accionar pedagógico a través de estrategias flexibles que conduzcan hacia un progresivo y continuo desarrollo institucional.
Formar la comunidad, descubriendo y desarrollando las aptitudes y talentos (Mateo 25:14-30) que cada uno ha heredado de Dios, en una vida orientada desde la fe, hacia el amor y la libertad, con honestidad y responsabilidad.
Lograr, a través de la capacitación permanente, el crecimiento profesional y personal de directivos y docentes. Este último a través de la fe vivida y testimonial que se proyecta en relación a sí mismo y a sus semejantes.
Propiciar un aprendizaje en equipo basado en el diálogo, la confianza y un proceso de reflexión en donde se combinen las capacidades individuales.
Promover un ámbito educativo que forme en el respeto y la tolerancia; un clima en el que todos convivan y crezcan como persona según la concepción cristiana de la misma, descubriendo, aceptando y vivenciando los valores trascendentes.
Enseñar a pensar, estimulando el desarrollo del pensamiento [3]clásico, [4]creativo y [5]crítico posibilitando la aplicación de los conocimientos instrumentales básicos.
Consolidar la formación de hábitos tendientes a lograr conductas adecuadas a cada persona que posibiliten el crecimiento armónico en el plano espiritual, cultural, físico y moral, el espíritu de investigación, experimentación y reflexión.
Estimular acciones tendientes a valorar la familia como núcleo básico de la sociedad y como pilar de la educación.
Favorecer la apertura a la comunidad, a través de proyectos de intervención y participación solidaria.
Consolidar el amor a la Patria, a sus símbolos y a sus próceres, favoreciendo el desarrollo de una identidad comprometida con la forma de vida democrática.
SINERGIA: formar a la persona en valores cristianos para alcanzar la perfección divina.
(Jn. 17,21)
Pensamiento Clásico
Pensamiento creativo
Pensamiento Crítico