La Comunidad Ortodoxa de la ciudad y provincia de Córdoba sufrió, el 16 de junio pasado, la pérdida de uno de sus miembros más queridos y respetados, el Presidente Benemérito del Centro Ortodoxo, Humberto Sahade.
Nacido y criado en el seno de una familia con profundas raíces cristianas, cuyo origen se remonta a Kara en Siria, por el lado paterno, y Beirut Líbano por parte de su madre. Formó un matrimonio ejemplar, con su esposa Nora Majul, con quien compartió un hijo y tres nietas. Para entender lo que Humberto significó para la Comunidad Ortodoxa y Parroquia San Jorge de Córdoba es necesario destacar que llevaba en sus genes familiares la influencia de su abuelo Abdón, miembro fundador del Centro Ortodoxo de Córdoba en 1918, además diseñador de los planos y gestor de la construcción de la Iglesia San Jorge, que se finalizó y consagró en 1926.
De su padre Julio, que condujo como Presidente al Centro Ortodoxo de Córdoba en un momento particularmente difícil para la Institución, sacándola adelante. Si bien Humberto tuvo al inicio un paso fugaz por la Unión de la Juventud Ortodoxa, cuando ésta fue creada por S.E. el Arzobispo Meletios Swaity, a finales de los 50’, su rol activo comienza como vicepresidente en la década del ´70.
Entre los años 2002 y 2003, ante una crítica situación en el Centro Ortodoxo de Córdoba, cuyas derivaciones amenazaban la existencia del Centro Educacional San Jorge, fue convocado a contribuir con la Institución, la cual hizo, con su entrega y compromiso de siempre. Desde el año 2004 a 2008, y luego de 2012 a 2014 fue presidente del Centro Ortodoxo de Córdoba. Su liderazgo, criterio, y aportes dieron como resultado zanjar las dificultades que permitieron seguir adelante con el proyecto educativo que siempre soñamos. Siendo el gran impulsor, se puso al 1 frente de la construcción del nuevo edificio para la comunidad de nuestra parroquia y el Centro Educacional San Jorge. La persona y gestión de Humberto fue crucial, no solo para resolver situaciones difíciles, sino también para promover en el Centro Ortodoxo y otras instituciones de nuestra Comunidad una fuerte inserción en el medio, llevando siempre bien altos los principios morales cristianos de nuestra Santa Iglesia y logrando, particularmente en la faz educativa, no solo el reconocimiento de los fieles ortodoxos sino también de la población y autoridades públicas de la provincia de Córdoba.
La personalidad de Humberto, su impronta, tanto en la conducción del Centro Ortodoxo como en la representación legal del Centro Educacional San Jorge, se reflejaron en varias facetas, que quienes tuvimos la dicha de trabajar a su lado, recordaremos por siempre. En primer lugar, su gran inteligencia y capacidad de análisis que, aplicados a la resolución de los problemas, le permitían encontrar una o varias soluciones posibles a las situaciones planteadas. Además de su profundo sentido cristiano de la amistad, que en Humberto notábamos, cada vez que compartíamos momentos o solicitábamos su consejo; era una persona cordial y sincera que generaba consensos en lugar de promover conflictos, por lo que todos nosotros lo sentíamos sinceramente como un hermano mayor.
Humberto era una persona de una auténtica y profunda generosidad que expresaba un corazón pleno de amor. Y su fe en Dios, vivida, no declamada, la transmitió siempre en el servicio a su familia, a nuestra comunidad de la Iglesia y del Centro Educacional San Jorge, y en todo ámbito en que la vida lo puso. Fue un verdadero modelo de cuantos frutos puede generar un obrar con amor y desinterés, y brindándose por entero en ese obrar. A pesar de los años transcurridos siguió atento y acompañando, hasta su partida, todas las actividades y progresos en nuestra Iglesia. Humberto nos dejó en esta vida terrenal. Su alma seguramente experimenta ahora el tránsito hacia el Creador por toda la eternidad. Nos queda para nosotros la obligación de mantener vivos y permanentes los principios y obras que él nos dejó, ya que ello será nuestro mayor homenaje a su legado.
¡Que su memoria sea eterna!